Algún vez mi corazón se sintió como un desierto árido, seco, hostil. El amor dejo de lloverle, la brisa del cariño no sopló más. La soledad, empezó a enraizarse en lo más profundo. Me volví a conocer a mi misma y me encantó la mujer en qué me había convertido: resiliente, fuerte, segura, alegre. Reaprendí… Sigue leyendo Un corazón en paz, florece incluso solo