Mujer sureña,
eres una hija de Tláloc,
te delata la lluvia que te persigue
a donde quiera que vayas.
Mírate ahora,
inundando este desierto seco y áspero
con la lluvia que anda tras de tus pasos.
Eres agua y eres vida, mi vida.
Eres contraste,
te destacas a donde quiera que vayas.
Eres mestizaje de piel canela
y oleadas migratorias.
Nómada de nacimiento,
nunca echas raíces
y te mueves como el viento:
indómita, cambiante.
Fluyendo con la lluvia,
en todos lados… y en ninguno.