«Here was the sea, barely ruffled by a gentle breeze that buit a lane of glittering sunshine to the end of the world. Here she looked into eternity» Dance of the Tiger, Björn Kurten
No sé aun cómo aprender a lidiar
con la pesadez de tu falta en mi vida.
Mi piel se ha vuelto más pálida
sin los abrasadores rayos de tu sol tropical tostándomela.
Mis ojos ya no sonríen igual,
desde que no se llenan
de tus cielos claros y despejados,
de colores intensos y cálidos
que parecían apapacharme desde el infinito.
Los rizos de mi pelo
ya no caen igual sobre mi espalda
desde que tu brisa no los despeina
arrojándolos sobre mi rostro sonriente.
Mis pulmones parecieran estar incompletos
desde que no se impregnan de tu aire
lleno siempre de sal y de suspiros
arrojados por un mar
a veces tan en calma
a veces tan tempestuoso.
Me atreví a llamarte hogar
y al hacerlo,
te di sobre mi el poder de la nostalgia
que ahora ejerces tan cruelmente.
Yo, la nómada que creció
saltando de un código postal a otro
y tú, tan tierra firme
a pesar de tu esencia de isla y tormenta.
Mirarte me inundaba de paz,
arrojarme a tus aguas limpiaba mis miedos,
desterraba mis dudas.
Ahora solo me queda extrañarte desde la lejanía,
añorando esperanzadamente nuestro reencuetro.