Por favor ¡Silencio!
Déjame decirte adiós
necesito hacerlo fuerte y en voz alta,
antes de que nos alejemos aún más,
antes de que nos dejemos en el alma heridas
que cicatricen dolorosamente,
antes de que terminemos
buscando en otros brazos
lo que ya no encontramos
en este nosotros que ya no lo es más.
Déjame decirte adiós
con el corazón en la mano
y el alma acongojada atorada en el pecho.
¡Adiós y hasta nunca!