“No me acuerdo” me dijo, mientras me lanzaba su mirada mas coqueta y su sonrisa siempre ladeada. Yo sabía que él estaba mintiendo, él sabía que yo sabía, pero ninguno dijo nada.
Me mordí los labios en una mezcla de nerviosismo y ansiedad. Me aferré a mis entrañas con fuerzas, para proyectar toda la seguridad que no tenía, entonces le devolví la mirada y la sonrisa coquetas y le dije: “Tendré entonces que volver a recordarte todo” al decir esta última palabra la alargué, para dar espacio y tiempo a su imaginación de asimilar lo que “todo” quería decir, y después agregué “Te lo recordaré todas las veces que sean necesarias, hasta que me quede grabada a fuego en tu memoria”.
Se lo dije con un rayo de esperanza escondido en mis palabras. Un rayo muy pequeño que habría de volverse un poema muy honesto:
Amigo, amante:
de ti sólo deseo desde el fondo de mi ser,
con todas mis fuerzas,
que no me olvides nunca.
Que cuando nuestros caminos
tomen rumbos separados,
conserves con calidez, ternura y cariño,
el recuerdo de los momentos vividos
entre mis brazos,
entre mis piernas,
entre mis labios.
Que nunca olvides
mi olor,
mi sabor,
la textura de mi piel,
la forma de mis labios,
el exacto tono de café de mis ojos,
la caída de mi pelo sobre los hombros,
mi voz al decirme “Hazme tuya”.
Que cuando me recuerdes
tu cara sea una mezcla
de sonrisa y sonrojo.
Que solo pensar en mi,
eleve la temperatura de tu cuerpo
y le mande un consquilleo
a recorrer todo tu hermoso cuerpo.
Que cuando por fin nos digamos adiós,
sea sin resentimiento y con cariño.
Pero mientras tanto, acércate cariño, así cerquita, voy a desvestirte. “Te lo recordaré todas las veces que sean necesarias, hasta que me quede grabada a fuego en tu memoria”
Hermoso 💕
Muchas gracias Perla 🙂 Un abrazo.