Tu mirada es una invitación a quedarme.
¿Puedo quedarme a habitar en tus ojos?
Me gusta verme reflejada en ellos.
Tus ojos al mirarme,
despiertan un cosquilleo en mi interior
que creía olvidado.
Tu sonrisa me tienta a derrumbar mis defensas.
¿Que sería de mi sin las murallas
que he levantado para sentirme a salvo?
Tus mejillas sonrojadas parecen decirme
«ven, acércate».
Las manos me tiemblan incluso mientras escribo estas líneas.
¿Que me has hecho?
Te me antojas como para mirar el atardecer desde la playa
y recargar mi cabeza en tu hombro.
Debo confesar, que mis miedos son muchos,
pero mis ganas de explorarte son mayores.
Y entonces, me doy cuenta,
cuanto necesitaba sin saberlo,
esa ternura.
Ahora, tu recuerdo como promesa
de un reencuentro cada vez mas cercano,
ya se divisa en la lejanía del futuro.
Seré breve: VEN.
El futuro como utopía, por ende, como deseo: cosa irrealizable. ¿O no? Mejor es acercarse un paso a la vez, aunque el futuro se aleje dos por cada uno que demos.
El futuro es incierto si, pero fuertemente influenciado por nuestras decisiones. Y al final, lo que quedan son las esperanzas y anhelos de lo vislumbrado hacia ese futuro.
Gracias por leerme. Un abrazo.