No me ames
perfecta e idealizada,
te lo ruego.
Quiéreme imperfecta,
con mi tendencia al desorden
y mis ganas de estar jugando
con tu cabello siempre.
Deséame despeinada
y con las cicatrices de mi infancia
en mi piel tostada.
Abrázame
aunque me guste estar pegada a ti,
respirando tu aroma
como remedio para viajar
al mundo de los sueños.
Bésame
aunque mis labios
a veces pronuncien opiniones intensas
y terquedades variadas.
Mírame
así como me encanta,
aunque estos ojos se hayan empañado tanto
en las nostalgias del pasado.
Ámame imperfecta,
pero a mi lado.