A veces aquello a lo que llamamos hogar no tiene un código postal sino un par de brazos que esperas siempre estén ahí para sostenerte. Y a veces entonces pasa que nos quedamos como vagabundos, sin dirección fija a donde llegue el correo, andando por la vida sin rumbo fijo, con la correspondencia acumulándose en… Sigue leyendo Vagabundos