Mi largo cuello se sentía vacío, casi desnudo, aun sobre su piel se conserva el tacto de tus manos, las caricias de tus labios. De repente me pasa que en el andar del día me llevo mis dedos a él, en ese gesto inconsciente producto de la manía de buscar lo que antes siempre estaba colgando… Sigue leyendo De odonatos y un cuello desnudo