Te extraño pero te espero,
aunque un miedo feroz me invada a veces
Temor a esta distancia
que nos separa casi siempre,
a que no puedas esperarme
y ese cansancio te haga caer en otros brazos.
Temor a que nos rindamos,
a que te deje de ser suficiente,
a que un día te levantes y digas
‘Ya no puedo más’.
Has de saber que desde la lejanía
mi alma clama por la tuya,
mis labios tienen sed de tu sonrisa
y mis ojos quieren mirarte solo a ti.
Muchas veces por consiguiente
mi mirada se pierde en el paisaje,
ahí entre las nubes y el calor del sol,
me pregunto qué tal estará por allá tu cielo
y si lo mirarás pensando en mí.