Mentiría si dijera
que no extraño a veces
tus ojos dulces
y tus manos fuertes.
Me marcaste amor,
y se que nunca
volveré a ser quien era
antes de amarte.
Cierto es que a veces
ya no te pienso,
pero jamás olvidaré
la sensación de tu mirada fija en mi,
ni de tus labios sobre mi piel.
Tu recuerdo
aun me asalta a veces,
estremeciendo esa alma
que te entregué por completo
hace tantos ayeres.